¿Pueden dos compañeros de trabajo de una empresa de transporte de personas, sin experiencia previa en el mundo de la restauración, arriesgarse, abrir un restaurante y tener éxito? Pueden. Marc y Joan Marc lo hicieron hace poco más de cinco años, el resultado es MiraKbé, un gastrobar de visita obligada.
A mediodía, avisamos de antemano, sólo sirven un muy buen menú diario, y es por las noches y el fin de semana que se puede disfrutar de una carta de tapas y raciones sofisticadas y trabajadas hasta el último detalle. MiraKbé abrió como gastrobar cuando este concepto todavía no estaba tan de moda como ahora, y como gastrobar entendemos un restaurante que sirve propuestas para compartir, no muy grandes, un formato que permite probar un poco de todo, más allá de habitual formato de primero, segundo y postre.
Encontrarás tapas como unas bravas diferentes, buñuelos de bacalao (imprescindibles) o croquetas de boletus, y platillos, como la carrillera de cerdo con cremoso de patatas y reducción de su jugo o la costilla de cerdo a baja temperatura. Mención aparte merecen las sorprendentes tortillas, si amigos, si sois "tortilla lovers" ya tardáis en ir. Tienen 9 recetas diferentes y, a simple vista, parecen más un muffin que una tortilla!
El abanico de platos es amplio con la filosofía de trabajar el producto tradicional bajo dos parámetros. El primero aprovechar y aplicar las nuevas técnicas para subir el nivel del plato, desde una esferificación de wasabi a un tártar, a utilizar el roner (copyright Joan Roca) para conseguir la cocción perfecta del pulpo. Y el segundo parámetro es la presentación, la originalidad y el buen gusto por emplatar son marca de la casa para que cenar, sea más que comer, sea toda una experiencia. En MiraKbé, objetivo alcanzado.
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