A Max le enseñó a cocinar su abuela, la “nonna”. Empezó en el restaurante de sus abuelos, en Cerdeña, y la vida le ha llevado a Andorra donde ahora es el chef del Quarantuno, un local que se ha colocado en la “pole position” de la cocina italiana. El nombre le viene del número que Aleix Espargaró, uno de los socios, lleva al carenado de su moto en el mundial de Moto GP.
Cuando pensaron en este proyecto, lo que querían era ofrecer una cocina italiana auténtica, hecha en casa, con tiempo, paciencia y mucho amor, como lo hacen las "nonnas". Con salsas que se cocinan durante 4 horas, o una masa de pizza que fermenta, con la menor levadura posible, durante más de 72 horas.
En la carta hay pasta y pizza, pero también entrantes y platos no tan habituales que hacen de Quaratuno más que una pizzería. Su secreto es tan simple como laborioso. Todo lo hacen aquí, con calma e ingredientes que traen directamente de Italia. Su horno, dice Max, es el Ferrari de los hornos. Cocina a 420 grados, que ya te lo digo yo, es mucho.
Sus pizzas son estratosféricas con propuestas especialmente recomendables como My Ruby, con burrata y prosciutto San Daniele, o la Tartufata. Entre las recetas menos conocidas puede optar por la Parmigiana de berenjena, o una carne típica italiana como la Tagliata di Manzo. La pasta, si hablamos de cocina de la “nonna”, debe degustarse. Los carbonara, auténticos, sin nata, sólo con guanciale, la grasa de la papada del cerdo, yema del huevo con el agua de cocción y queso pecorino. Si no has probado la receta original, ¡ya tardas! Si te gustan los risottos, o sois amantes de la lasaña, como Garfield, saldréis contentos, pero mi recomendación personal son los raviolis de boletus con pesto de pistachos. ¡Espectaculares!
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